La Juventud Socialista de Chile debe seguir transformándose. Los últimos doce meses de vida de la JS, marcan un punto de inflexión en su crecimiento, en su actividad política y en su relevancia para el país. Hemos avanzado, hubo un cambio y este debe continuar.
Cuando esta gestión asumió, nos encontrábamos en una pequeña sala del PS, ahí en calle París, con un computador que con suerte procesaba el programa “word”. Hoy podemos decir que eso cambió. Nuestra nueva y primera sede después de 32 años, es logro de esta gestión y el reflejo de nuestra dinámica, activa y creciente organización juvenil.
Sin embargo, cambios de esa magnitud así como el hecho de que en diez meses hemos engrosado en más de mil ochocientos nuevos militantes nuestras filas, que movilizamos a más de 150 mil jóvenes durante la campaña presidencial de Michelle Bachelet, y a otros 20 mil fuera de ella, en otras causas juveniles, que estamos presentes en los medios de comunicación o que la JS hoy históricamente represente más del 18% del Comité Central del PS, son potentes logros que por sí solos son insuficientes para convertir a la JS en la fuerza política de transformación social que queremos.
Vamos por buen camino, cierto, pero debemos pensar y reflexionar en un proyecto político de unidad socialista practicado con consecuencia y radicalidad por las y los socialistas.
“Predicar pero no practicar” es una manía que las nuevas generaciones debemos extirpar de nuestros códigos. Continuar con la transformación iniciada nos obliga a dotar de un contenido político profundo y concreto a la JS. Porque a punta de generalidades y de frases para el bronce no se profundiza la democracia ni se construye el socialismo.
Esa fue la “revolución de los pingüinos”. Porfiados hechos. Fue el acontecimiento que culminó con esa mentira que nos impusieron por mucho tiempo las generaciones que hoy están en el poder empresarial y político: “la juventud del estoy ni ahí”. Fue la falacia de la que todas y todos -parlamentarios, alcaldes, dirigentes partidarios, madres y padres, ejecutivos empresarios, autoridades de gobierno, la clase política en general, así como aquellos que se dejaron embelesar-, fueron cómplices con su silencio otorgando y dejando que la juventud chilena se hundiera en el pesimismo y el menoscabo de su autoestima. Son aquellos que dejaron que la juventud de Chile se marginara y que hoy pretenden obligar a votar con la inscripción automática y voto obligatorio.
En la JS hemos entendido eso y debemos seguir cimentando nuestro rol juvenil. Para ello, acciones consistentes y concretas son esenciales, por lo cual debemos acelerar el recambio generacional y el proceso político del PS. Las generaciones que hoy se encuentran a la cabeza de la organización juvenil, aquella de los 26 a 28 años debe dar un paso al lado en la conducción de la JS, en esta elección 2006. Si hemos luchado tanto para que aquellas y aquellos reelectos tres, cuatro hasta cinco veces como alcaldes, concejales o parlamentarios, no sigan ocupando su poder para engordar sus traseros y su hambre individual de privilegios, bueno entonces, debemos ser coherentes, hay que ser consecuentes y leales a nuestras ideas. Las generaciones más jóvenes están preparadas.
Claro está, luchar contra las aspiraciones individuales no es lo más fácil, sin embargo, para las y los socialistas, la prioridad es el proyecto y el bienestar colectivo. Debemos practicar nuestros principios porque construir el socialismo no es lo más complejo. Lo difícil, es ser y actuar como socialista.
Por lo mismo, pensar en una JS aun más potente, es construir una nueva tendencia de unidad socialista donde confluyan, los intereses progresistas e innovadores del movimiento juvenil socialista de Chile. El cuoteo debe dar paso a la institucionalidad y ésta a los que trabajan, no a los que pretenden seguir manteniendo por herencia las ilógicas y destructivas formas de repartirse el poder que minan el desarrollo de la organización.
Ahí está la tarea y la fuerza. Porque no sólo nos toca caminar por el flanco izquierdo y diverso de la Presidenta Bachelet, sino también, la JS debe seguir fortaleciendo su conducción política en el seno del movimiento juvenil chileno, en todos y sus más diversos frentes. Desde el mundo punk, rapero, metalero y urbano, hasta el mundo indígena, campesino y trabajador, estudiantil, de la diversidad sexual, en la esfera latinoamericana, gremial, religiosa y ciudadana, nuestra organización se ha rearmado y se ha ungido a lo largo de los 70 años de su historia.
De ahí que nuestra acción debe comprometer el movimiento socialista de Chile, para reconocer a los jóvenes en la Constitución de Chile y abrir su política hacia una nueva Constitución progresista que asiente las bases de una sociedad con justicia social, igualdad y democracia desde su matriz. De ahí que nuestra lucha debe sacar al pizarrón de forma permanente a la derecha y es precisamente en eso, donde la juventud tenemos mucho que hacer y decir. Porque nuestra verdadera lucha por la igualdad, no es ni con las marionetas UDI ni con RN, sino contra los Luksic, los Matte, los Edwards, los Larraín y todos aquellos que en silencio se apropian de Chile, controlan el poder político desde la derecha y creen poder comprarlo todo para su beneficio particular.
Pero claro está. Sin una JS y un movimiento juvenil socialista brutalmente más fuerte, estas palabras e ideas, serán una canción más del cancionero de la buena voluntad. Lo concreto es que podemos hacer mucho más si asumimos que la Renovación, la Nueva Izquierda, el Colectivo y el Tercerismo están agotados y que hoy, en los albores del siglo XXI entre los socialistas de Chile, hay muchas más coincidencias que nos unen que diferencias que nos separen. Por lo mismo, nuestro deber es confluir en una inmensa mayoría de izquierda, progresista y democrática. Nuestra responsabilidad socialista y el rol de la juventud deben amalgamarse en la Unidad Socialista de la JS y el PS.
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Por: Juan Pablo Pallamar Urzúa. Presidente Nacional Juventud Socialista de Chile.
Fuente: Diario digital, www.elmostrador.cl
El cargo de Presidente Nacional de la JSCH, es una institución que tiene por finalidad, conducir los rumbos de la Juventud Socialista de Chile. Para ello, debe representar ante la comunidad comunal, regional, nacional e internacional, los jóvenes socialistas de Chile. Aquí encontrarás, los diversos acontecimientos y pleanteamientos políticos de la Presidencia Nacional de la JSCH, cuando esta fue conducida por Juan-Pablo Pallamar Urzúa, entre el 2005 y el 2007.
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